Aunque es evidente que la industria nacional necesita
que la innovación se convierta en uno de los motores
que hagan crecer al país de manera sostenida, la más
reciente radiografía de la realidad muestra un camino
aún incipiente, pues a pesar de los múltiples esfuerzos
por cambiar el panorama, la inversión real del Producto
Interno Bruto (PIB) en estos campos permanece estancada
en 0,16%.
Así lo demuestran los resultados de la séptima Encuesta
de Desarrollo e Innovación Tecnológica Industrial Manufacturera
(EDIT), para el periodo 2013-2014, entregada
al final del año pasado por el Dane.
Según la ficha técnica, la Encuesta de Desarrollo e Innovación
obtuvo información de 8.835 empresas industriales. De estas, 787 poseen un
número de trabajadores mayor a 200
personas y 6.069 tienen menos de 50
empleados; es decir, son pequeñas y
medianas empresas (Pymes).
Por su nivel en el campo de innovación,
las compañías fueron clasificadas
en cuatro categorías, ubicando
tan sólo a nueve empresas en la categoría
de estrictamente innovadoras;
es decir, que el 0,1% de las encuestadas
manifestaron contar con
procesos con alto contenido tecnológico
para elaborar o perfeccionar
un producto.
Por su parte, el 19,3%
(1.701 empresas) fueron clasificadas
como ampliamente innovadoras, lo
que indica que han desarrollado por
lo menos un proceso de innovación.
Lo preocupante es que la gran mayoría,
6.788 empresas (76,8%), fueron categorizadas
en el segmento de no innovadoras,
y de éstas sólo el 2,3% manifestaron
tener la intención de innovar.
Exactamente, ¿qué significa que una
empresa sea innovadora o no? Según
el Dane, ser estrictamente innovador
significa que durante el periodo de
estudio dicha compañía produjo al
menos un bien o un servicio, con valor
agregado; significativamente mejorado
frente al mercado internacional.
Ser innovador en un sentido amplio
significa haber originado un producto
o servicio nuevo en el mercado nacional
o para la empresa misma. Ser
potencialmente innovador se traduce
en tener adelantado un proceso
de desarrollo para nuevos productos
o servicios mientras que los no innovadores
no poseen ninguna de las
anteriores características.
En otras palabras, la innovación en la
industria va de la mano con el crecimiento
de las empresas en el mercado
nacional y su competitividad en
el mercado externo, lo que muestra
que son muy pocas las que muestran
estos resultados.
Otro aspecto revelador es el resultado
sobre el objetivo de la inversión de las
empresas industriales que son innovadoras,
quienes en su gran mayoría
(86%) aseguraron destinar su capital,
prioritariamente, para mejorar la calidad
de sus productos o sus servicios, lo
cual en sí no es negativo; no obstante,
desestiman la relevancia de invertir
en la reducción del consumo de agua,
la energía, los insumos o las materias
primas. Es decir, en la optimización de
los procesos productivos.
Lo anterior indica la poca importancia
que le dan los empresarios a la adquisición
de tecnologías más eficientes,
con menores consumo y desperdicio
de insumos y materiales, lo cual al final
debería redundar en las utilidades.
A pesar de todo esto, hay que destacar
algunos aspectos positivos como
que la inversión que hicieron las
compañías en este aspecto pasó de
$1,7 billones en 2013 a $2,2 billones
en 2014, entre las empresas que realizaron
algún tipo de innovación.
Tanto a las empresas innovadoras
como a las potencialmente innovadoras
se les preguntó cuál es el
mayor obstáculo para innovar y calificarlo
según su importancia. La escasez
de recursos propios lidera las
preocupaciones de los empresarios
donde 1 de cada 4 lo ve como un desafío
prioritario.
Adicionalmente, entre los mayores
obstáculos para innovar están: la incertidumbre
frente a la demanda de
los productos innovadores; el riesgo
de imitación por terceros; la falta de
personal calificado, y la escasa información
sobre los mercados y sobre la
tecnología disponible.
Según los empresarios, otra de las
razones por la que la industria está
rezagada en innovación se debe al
lento incremento en la contratación
de personal involucrado en la realización
de proyecto de alta tecnología,
pasando de ser el 2% del total
de los empleados en 2013 al 2,5%
en 2014.
Por tipo de industrias la fabricación
de plaguicidas lidera el porcentaje
de empresas innovadoras (tanto estrictas
como amplias) con el 45,7%.
La industria metalmecánica obtuvo
el 0,4% con tan sólo 35 empresas
catalogadas como innovadoras. En
último lugar se encuentra la coquización
y refinación de petróleo con
el 25,4%. las empresas para mantener la mayor
cuota de mercado posible.
En una entrevista para el periódico
El Tiempo, Daniel Quintero, gerente
de Innpulsa –entidad oficial que promueve
las iniciativas de negocio–,
explicó que: “al innovar, las empresas
mejoran sus productos y procesos
de producción, es decir, son más
competitivas tanto para el mercado
interno y, con mayor razón, para el
mercado externo”.
Quintero destacó que un gran número
de empresarios tiene un concepto
errado de la innovación, pues la definen
exclusivamente en actividades
referentes a tecnología. “La innovación
se puede dar en todos los sectores
de la economía, desde la agricultura
hasta la industria intensiva
en mano de obra. Además, en todas
las áreas y niveles de una empresa,
desde la producción, pasando por el
mercadeo, los recursos humanos y
los canales de distribución”.
Tan vital como la innovación, es la
difusión y comercialización que permiten
dar utilidad a la idea generada.
La innovación tiene por objetivo
la búsqueda sistemática de oportunidades
para hacer cosas nuevas o
de una forma nueva, de modo que
se aporte valor a los clientes y a la
propia empresa. No consiste solamente
en llevar adelante una serie
de proyectos novedosos aislados,
sino que la innovación es un proceso
de negocio, directamente ligado
a la estrategia de la empresa y a su
competitividad futura, con un marcado
carácter multidisciplinar en el
que intervienen no sólo los aspectos
tecnológicos (de producto o proceso)
sino también los comerciales y
organizativos.
TOMADO DE: http://www.metalactual.com/revista/39_12_actualidad_innovacion.pdf.
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